En la consulta de yesos en la que me encontraba hay momentos en los que de pronto no viene nadie y momentos en los que solo sale un paciente y entra el siguiente, normalmente esto siempre es entorno a las 11 y hasta la 1 o las 2.
Pues bien, el jueves me habían dicho las dos enfermeras que se encuentran conmigo que iba a haber mucho trabajo y esto era por que es el día en que están tanto las consultas de pediatría como las consultas de mano, así que tal y como dijeron empezó a llenarse la consulta, primero la gente que necesitaba las curas rutinarias por úlceras, y luego ya empezaron los niños.
Casi todos los niños entran con alegría en la consulta y luego se ponen muy nerviosos, esto es por que la sierra que tenemos para cortar los yesos impone bastante. No tanto por lo grande que es si no por el ruido que hace, ya que además del ruido de la hoja al oscilar, por que no gira, solo oscila, tiene un aspirador para que no se quede mucho polvillo del yeso en el aire. Y lo único que nos podría hacer sería una pequeña abrasión al contacto con la piel, pero es muy raro que pase por que entre el yeso y nuestra piel hay dos capas como mínimo de vendas.
Retirar el yeso es bastante sencillo, si es en un brazo por ejemplo, lo que nos han enseñado a hacer es que se hace un corte en la parte superior del brazo desde el borde próximo al codo hasta los nudillos y luego otro corte más pequeño que vaya desde este hasta el agujero del dedo gordo. En el corte grande se hace un pequeño triángulo para luego facilitar la entrada de las pinzas.
Las pinzas son un instrumento grande que se pone en el corte y al abrirse separa los bordes del yeso, pero el proceso no acaba ahí, hay que cortar todas las vendas que protegían al miembro, en este caso el brazo del yeso, y esto se hace con dos tipos de tijeras, unas que tienen dientes en el caso de que aun haya yeso en alguna zona por encima de la venda y unas lisas si solo hay venda.
Una vez retirado el yeso se lava el brazo y se echa crema hidratante ya que habrá mucha piel muerta.
Y bueno como os había dicho luego aún vino más gente, y entró un chico al que había que retirarle ya los puntos, ¡y me dijeron que lo podía hacer yo! Así que con ayuda de una de las enfermeras preparé en campo estéril, con betadine limpié la cicatriza, una vez que ya tenía los guantes estériles colocados claro, y cogí el bisturí y las pinzas.
Al principio me puse muy nerviosa claro, no fuera a ser que le hiciera daño, además había puntos tapados por la costra o por sangre seca, pero al final ya fui separándolos todos y al chico, por lo menos no dijo nada, no le dolió.
Al acabar le volví a pasar el betadine para limpiar un poco mejor y le puse un apósito normal.
Y así ya no solo estuve mirando como se hacían las cosas.
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