Me despido de medicina interna después de cinco semanas

En mi paso por medicina interna en el hospital Provincial he aprendido muchas cosas desde el primer día. Desde que entras en el hospital empiezas a aprender.

Para mí, los tres o cuatro primeros días fueron muy estresantes. Ya nos habían dicho que el ritmo de la mañana en un hospital era muy movido. Al principio no sabía dónde estaba cada cosa que me pedían ni sabía hacer muchas cosas de las que me pedían. 

Cuando me enteré de que me había tocado en el hospital Provincial, no me alegré. Pensaba que iba a aprender menos en este hospital por ser más pequeño  y además pensaba que quedaba mucho más lejos. No sé cómo son las cosas en el clínico, pero desde luego en este hospital he aprendido muchísimo y ahora que ya han pasado las cinco semanas puedo decir que me alegro de que me haya tocado aquí.

En estas prácticas, me he dado cuenta de lo importante que es no tener ningún fallo en nada, como puede ser pasar la medicación, pautar los medicamentos o mismo olvidarse un papel con datos de pacientes en una habitación, ya que podría tener consecuencias graves. Las enfermeras saben esto perfectamente y por eso su trabajo es exhaustivo, no podría ser de otra manera. Ellas están muy acostumbradas a ello, supongo. Personalmente a mí es una de las cosas que más me ha costado, el acostumbrarme a ser insistente en todos estos temas y no pensar, por ejemplo, ¿qué más da que esto se haga de esta manera o de esta otra?

Todas las enfermeras que me han tocado me han enseñado muy bien, cada una a su manera, pero tadas muy bien.

Una de las cosas a la que le tenía miedo era a los acompañantes del enfermo. Pensaba que era normal que los acompañantes, al ver que estaba de prácticas, no iban a querer que les hiciera cosas a su familiar, por si lo hacía mal. En mi caso, nunca me han dicho nada, de hecho , al contrario, me han animado diciéndome que lo iba a hacer bien y que me tomara el tiempo que necesitase.

A la hora de poner vías por ejemplo, unas enfermeras presionan la vena para que no sangre cuando se quite la aguja y otras no. También a la hora de fijar vías unas utilizan un material y otras otro. Cada una lo hace diferente, según los gustos de cada una y según ellas piensen que es mejor.  Yo he estado con bastantes enfermeras y me llevo lo mejor de cada una. A lo mejor puedo decir que me gusta más como pincha una enfermera, porque a mí se me hace más fácil así, pero a lo mejor me gusta de otra su trato con el paciente. 

Creo que he tenido mucha suerte en el sitio que me ha tocado y con la gente que me ha tocado. Nunca me han tratado mal, aunque muchas veces me he equivocado y he hecho cosas mal. Me da un poco de pena irme y pensar que quizás en otro hospital o en otra planta no me van a tratar así de bien.

No sabría decir qué cosa me ha parecido más difícil de todas estas cinco semanas. Supongo que poner una vía, pero también hay cosas más sencillas que me costó más aprender, como simplemente la posición de la llave de tres pasos, que ahora me parece lo más fácil del mundo.

Los peores días de prácticas, para mí, fueron  los días en los que había pocas cosas que hacer, porque no sabía muy bien que era lo que tenía que hacer cuando no estaba mi enfermera.

Como conclusión tengo que decir que estando en el hospital te das cuenta de si te gusta esta carrera o no. Yo tengo muy claro que a mí sí me gusta. Puede que al principio cueste adaptarse, pero al final vale la pena. Estas prácticas yo las he visto como una gran oportunidad para aprender y las he intentado aprovechar al máximo. Es una pena que una vez que te acostumbras a estar ahí se acaben, pero me llevo muchas cosas buenas que seguramente me servirán para mucho en el futuro.