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viernes, 15 de noviembre de 2013

Sales de Oro

Sales de Oro

Como ya os hemos venido explicado, la reumatología es una parte de la medicina relativamente joven, pero las enfermedades de las que se encargan llevan existiendo más tiempo. Así pues, en el siglo XIX la teoría más aceptada sobre la causa de la artritis reumatoide era que se trataba de una infección tuberculosa y su tratamiento era a partir de inyecciones de sales solubles en oro (SO). Por esta razón, el médico francés Forestier ensayó este tratamiento en pacientes con AR en el 1929, obteniendo buenos resultados la mayoría de las veces. Años más tarde se comprobó que el tratamiento era eficaz en otras patologías reumáticas que provocaban la inflamación crónica de las articulaciones como la artritis psoriásica, la AIJ y la enfermedad de Still. 


Aunque ahora ya sabes que el origen de estas enfermedades se debe a alteraciones en el sistema inmune este tratamiento se sigue utilizando debido a sus buenos resultados en la práctica. 

La forma de acción de las Sales de Oro no está muy clara pero se sabe que producen una inhibición en la función de algunas células de defensa claves para la respuesta inflamatoria por lo que esto es beneficioso en las enfermedades autoinmunes. Más claro, nuestro cuerpo se ataca a si mismo, pero lo que hacen las SO es desactivar las células encargadas de atacar reduciendo así los síntomas de la enfermedad. 

Los medicamentos de SO pueden administrarse por vía oral o intramuscular. Y no se recomienda su uso en caso de que la persona tenga daños renales o hepáticos, así como cuando una mujer está embarazada ya que las sales atraviesan la placenta y se eliminan por la leche materna, y aunque no esté demostrada su toxicidad. 

El inconveniente principal de este tratamiento es que causa gran número de reacciones adversas, que son la causa de la mitad de los abandonos de medicación. 

A pesar de lo que os he contado de que disminuyen la inflamación no pueden ser entendidos como antiinflamatorios. Si no que son antirreumáticos de acción lenta (ARAL), esto es, el paciente puede tardar de semanas a meses en notar su efecto. Y otra diferencia es que los antiinflamatorios reducen el dolor y la inflamación momentáneamente sin detener la progresión del daño articular, mientras que los ARAL sí que actúan disminuyendo la progresión de la enfermedad. 

Hoy en día se ha avanzado mucho sobre el tratamiento de las enfermedades reumáticas por eso la utilización de SO se ha visto disminuido. 

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